El centro cívico que podría tener Chillán en la actual cárcel

 

La inminente creación de la Región de Ñuble obliga a la urbe que albergará a la decimosexta capital regional del país, a asumir desafíos urbanos e implementar estrategias de desarrollo que se adecuen al nuevo estatus político-administrativo que tendrá el territorio. Un centro cívico que reúna a gran parte de los servicios públicos que se instalarán, asoma como una necesidad civil para evitar la diseminación de oficinas gubernamentales por distintos sectores de la ciudad. A ello se suman los costos de los arriendos.

Precisamente, una de las localizaciones que desde hace una década ha sido propuesta por diversas autoridades, es el terreno donde está emplazada la cárcel de Chillán, inmueble fiscal de 13.625 metros cuadrados, donde además funciona el Juzgado de Letras del Trabajo.  La hectárea donde se ubica el recinto es propiedad del Ministerio de Bienes Nacionales desde fines del siglo 19. Según los registros de esa cartera, tomó posesión de éste en 1897.

Previo a la edificación de la cárcel, el terreno era ocupado por el Ejército. “Allí, hasta antes del terremoto de 1939, estaba el Regimiento de Infantería Nº 9 Chillán, cuyas dependencias se desplomaron en ese sismo. Luego, en la década del 40 comenzó a construirse la cárcel”, precisa el historiador Marco Aurelio Reyes.

El eterno proyecto 

La idea de destinar el paño a la construcción de un centro cívico adquirió más fuerza cuando el Ministerio de Justicia anunció en 2010 el traslado del penal a Chillán Viejo. No obstante, la férrea oposición de los habitantes de esa comuna eliminó de raíz esa posibilidad. Luego surgió un proyecto para la construcción de una cárcel biprovincial (Ñuble-Bío Bío), pero el rechazo se repitió entre vecinos de las comunas y sectores en los cuales se evaluó la opción.

De hecho, en mayo pasado, el propio ministro de Justicia, Jaime Campos, admitió que el proyecto está sin avances reales por el repudio que genera la idea de un recinto penitenciario adyacente o cercano a viviendas. La especulación financiera también hace lo suyo. El valor del metro cuadrado en los predios tasados se triplica al momento de contactar a los dueños.

“Es totalmente indispensable sacar la cárcel del lugar donde se encuentra ubicada ahora. No solo por los hechos que ocurrieron durante el terremoto de 2010, sino porque también debemos entregar seguridad  y posibilidad de rehabilitación a nuestros internos, pues en las condiciones actuales de hacinamiento, ello es inviable”, afirma Sergio Zarzar, alcalde de Chillán.

Lo planteado por el jefe comunal es compartido por todos los sectores políticos en forma transversal. Sin embargo, ni durante el mandato de Sebastián Piñera, ni en esta administración, se logró el anhelado traslado.

“A pesar de que aún no ha sido posible concretar la salida de la cárcel del centro de Chillán, el sueño de concretar un centro cívico allí sigue vigente. Cuando Ñuble sea región va a requerir de un espacio mayor para construir los inmuebles que estén destinados al Gobierno Regional y nosotros apoyaremos una iniciativa como esa”, anticipa Eric Aedo, seremi de Bienes Nacionales, entidad que en 1983 destinó a Justicia el inmueble.

Proyección urbana 
Gonzalo Verdugo, director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Mayor (Temuco), plantea que para la capital de Ñuble, la posibilidad de generar un centro cívico representa una oportunidad para rediseñar con una visión futurista el espacio del centro de reclusión, transformado ese céntrico paño en un punto de encuentro para los chillanejos.

“Para ello, se puede densificar el espacio público, asociando programas de función urbana que lo hagan atractivo, incorporando elementos de comercio y/o culturales. Los servicios públicos funcionan de lunes a viernes con horarios de apertura y cierre, entonces, hay que asegurar el funcionamiento toda la semana, con una oferta de cafeterías,  otras actividades culturales que mejoren la experiencia del hábitat”, dice Verdugo.

Experiencias similares, agrega, se han desarrollado en Europa, refundando infraestructura obsoleta, a través de proyectos que recogen una filosofía arquitectónica marcada por la flexibilidad y la denominada  “promiscuidad funcional”, con edificios y barrios multiusos, que les otorgan un valor agregado.

Dicha fórmula no es descartada por Aedo, pues el Plan Regulador de Chillán lo permitiría. “Una vez concretado el proyecto de una cárcel biprovincial, o próximamente, biregional, se podrá discutir la entrega de ese terreno al futuro Gobierno Regional de Ñuble, o algún organismo público que lo requiera (…) el Plan Regulador permite que en esa área funcione equipamiento de carácter económico o recreacional. Pueden convivir perfectamente un centro cívico con un área de desarrollo comercial, y así concretar un proyecto interesante y atractivo para la ciudad”, sostiene.

“Lo más inteligente para Chillán es pensar en un centro cívico, incorporando paseos, plazas de agua y actividades comerciales que eviten lo que pasó al inicio con el Barrio Cívico de Concepción”, dice el arquitecto Mauricio Cancino.

Allí, hasta hace un par de años, después de las 20 horas, el espacio aparecía abandonado e inseguro. “Ese problema, con el transcurso del tiempo, se subsanó, porque surgieron en sus inmediaciones supermercados y oficinas, lo que es vital y clave para un centro cívico. En el caso de Chillán, se podrían considerar concesiones en algunos paños, para generar actividad comercial y competencia que permita mantener activo el sector”, plantea Cancino.

Edificio en altura

Claudio González, arquitecto penquista avencidado en Chillán hace 20 años, sugiere aprovechar la actual infraestructura del inmueble de edificios públicos para proyectar la instalación de los servicios que requerirá la nueva Región de Ñuble.

“El edificio donde actualmente está la Gobernacion (construido después del terremoto de 1939) tiene una fortaleza en hormigón envidiable. Eso permitiría proyectar nuevas instalaciones en altura, con tres o hasta cinco pisos, por sobre la estructura actual”, explica González, agregando que en el terreno carcelario podría proyectarse un centro cívico, pero con instalaciones municipales.

“Ese espacio representa una oportunidad incalculable para revitalizar todo el entorno de la Plaza San Francisco, junto al templo y convento, con nuevos espacios recreaciones o estacionamienros subterráneos.La dispersión que actualmente tienen las unidades edilicias ya no resiste más tiempo. Lo claro y concreto es que tener la cárcel donde está hoy es bastante retrógrado y requiere de una refundación”, añade.

“En el espacio de la cárcel se abriría un abanico de posibilidades de uso, podemos ampliar nuestro centro cívico, imaginar nuevas dependencias, diferentes servicios, pero la verdad es que Chillán, al transformarse en nueva capital regional, no debe restarse a ninguna iniciativa. Acá todo suma para consolidarnos como una nueva y gran capital regional”, proyecta Zarzar.

Experiencia valdiviana 

Cuando se creó la Región de Los Ríos, en 2007, Valdivia carecía de edificios para la operatividad del aparato estatal. Por ello, se recurrió al arriendo de un ex convento y de otros inmuebles, que hasta hoy albergan a distintos servicios. Al año siguiente, se adquirieron lotes de propiedad de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) para la construcción de un centro cívico en el ex Barrio Estación. En 2009, se contrataron los diseños, comenta el diputado Iván Flores (DC), quien fue el delegado presidencial para la instalación de la región y el primer intendente que tuvo Los Ríos.

“Dejamos todo dispuesto, a una velocidad muy rápida, pero la administración de Piñera detuvo el proyecto, y actualmente aún no se concreta. Estamos en Chile. Han pasado 10 años y el centro cívico aún no se hace realidad”, afirma.

El proyecto valdiviano, según cálculos estimativos del MOP, considera una inversión de $26 mil millones, en un terreno de 40 mil metros cuadrados, ubicado en la ribera sur del río Calle Calle, donde se emplazó el regimiento Batallón Logístico Nº 4 Valdivia, adyacente a los terrenos de EFE. Contempla un conjunto de edificios para una veintena de servicios, zonas de recreación, áreas verdes y nuevas edificaciones, como una biblioteca regional y un centro de creación artística.  A la fecha, se está visualizando si su construcción será concesionada o con dineros del Estado.

“Ñuble tiene que visualizar las necesidades de edificios y licitar diseños, tomando esos parámetros”, sugiere Flores.