Gabriel Salazar y Jorge Pinto coincidieron en Chillán, en el marco de las XXI Jornadas de Historia de Chile que organiza la UBB local.
Invitados de lujo inauguraron las XXI Jornadas de Historia de Chile, encuentro organizado por académicos del Departamento de Ciencias Sociales, del programa de Magíster en Historia de Occidente, y por la carrera de Pedagogía en Historia y Geografía de la Facultad de Educación y Humanidades de la U. del Bío-Bío.
La cita nacional, realizada el miércoles 4 de noviembre, contó con la presencia de los premios nacionales de Historia 2006, Gabriel Salazar, y 2012, Jorge Pinto, quienes aprovecharon la oportunidad para analizar el proyecto que crea la Región de Ñuble, el cual fue alabado por ambos.
“Que Ñuble sea región es una reivindicación para esta zona, que tiene una coherencia geográfica, coherencia cultural e histórica, porque no es exactamente la zona de La Araucanía, sino es más bien la zona del pueblo mestizo. Aquí se dio la concentración del pueblo mestizo, en la zona del bandolerismo social, de las famosas longanizas de Chillán. Es un territorio que tiene unidad desde mucho tiempo atrás, en la medida que acá abundaron la pequeña y mediana propiedad autónoma de tipo campesina, lo que determinó un sentido de autonomía que aún se mantiene, y que justifica plenamente la creación de una nueva región”, sostuvo el connotado historiador, filósofo, sociólogo y docente.
Para el Premio Nacional de Historia, más importante que la competencia histórica que Chillán ha mantenido con la zona penquista, “lo que los diferencia del área metropolitana Concepción-Talcahuano es que ésta constituyó una conurbación que de alguna manera se siente más metropolitana y compitiendo en mayor grado con Santiago, lo que la ha alejado de la zona más ruralizada de Ñuble”.
Respecto de los requisitos para ser o no región, y la postura en contra que han manifestado algunos políticos, como el ex Presidente Ricardo Lagos -quien es partidario de las macrorregiones-, según Salazar “más importante que tradiciones históricas o especificidades geográficas, es ver dónde y cómo se constituyen las comunidades ciudadanas y de pobladores que deciden soberanamente definir su territorio, su área de operación y su poder; cómo las nuevas comunidades se constituyen para ejercer un poder soberano sobre su territorio. Existe un problema, las comunidades puramente urbanísticas, más si son grandes, no logran desarrollar una unidad que se base en lo económico, en lo geográfico, en la naturaleza. Ése puede ser el problema de Concepción, que no es el de Ñuble. A ellos les falta territorio, naturaleza. El principio articulador no es una mirada geopolítica que viene del Ejército, o la mentalidad de Ricardo Lagos”, concluyó Gabriel Salazar.
Restitución de una condición histórica
Jorge Pinto, Premio Nacional de Historia 2012, e investigador que ha dedicado gran parte de su trabajo a ver cómo ha influido el proceso de ocupación de La Araucanía por el Estado chileno, también defendió la creación de la nueva región.
“A mi juicio, el principal problema que ha tenido siempre Chillán, es que ha sido absorbida por Concepción, entonces, a la larga, la región termina siendo Concepción, y como apéndice queda Chillán y toda una zona que tuvo un desarrollo muy espectacular desde la colonia, la llamada perifrontera, por Marco Aurelio Reyes”, manifestó el historiador.
Pinto agregó que al ser la Región de Ñuble una demanda que nace de la ciudadanía, “se reafirman procesos de desarrollo que pueden ser útiles para la zona. Se le restituye, además, la condición histórica que siempre tuvo. Chillán y Ñuble contribuyeron desde sus inicios al desarrollo del país, y su identidad corrobora esto: su literatura, artesanía, artistas y personajes históricos”, sentenció.