La creación de la Región del Ñuble plantea el desafío de generar el capital humano necesario que sustente la instalación de la nueva administración pública, además de ser el soporte para el plan de desarrollo del naciente territorio. El INE cuantifica que en las 21 comunas ñublensinas viven cerca de 500 mil personas (casi cinco veces los habitantes Aysén).
“Esa es una buena materia prima y un buen punto de partida para la construcción de capital humano. Se necesita un plan de desarrollo que apunte a que los profesionales decidan quedarse en la zona, y no emigrar a otros polos de desarrollo. En esta lógica, a la Región del Ñuble aún le falta la construcción de mayores espacios de formación académica universitaria y técnica, para que les sea más fácil la construcción de capital humano”, comenta Lucas Serrano, director del Observatorio de Políticas Regionales, Observa Bío Bío.
Jeanne Simon, cientista política de la Universidad de Concepción (UdeC) estima que en Ñuble existe el capital humano para aspirar a ser Región y que además la creación de ésta “atraerá capital humano para responder a las necesidades. Habrá también funcionarios del Gobierno Regional del Bío Bío que tendrán que trasladarse al nuevo Gobierno Regional de Ñuble. Será un proceso de rodaje”, puntualiza.
En la Región de Los Ríos, creada en 2007, el requerimiento de funcionarios fue formulado a través de un riguroso trabajo de levantamiento de demandas con todos los ministerios y servicios públicos, recuerda Claudia Serrano, ex subsecretaria de Desarrollo Regional. Se proyectó contar con un total aproximado de 4.423 funcionarios.
Incluyendo a los 3.594 funcionarios que ya se desempeñaban en el territorio de la nueva región y los 829 nuevos funcionarios que se estimó se iba a contratar para su puesta en marcha con dos provincias.
Dar respuesta a esos exigentes requerimientos que se necesitarán para la instalación de la Región del Ñuble, y sus tres provincias, proyecta un escenario complejo, pero a la vez prometedor. Así lo planteó a LA DISCUSIÓN el ex rector de la Universidad de La Frontera (UFRO) Heinrich von Baer, quien fue vicepresidente de l a Comisión Asesora Presidencial para la Descentralización y Desarrollo Regional, mandatada en 2014 por Bachelet para diseñar propuestas dirigidas a terminar con la hegemonía santiaguina y dotar a las regiones de más facultades.
“Ñuble tiene todo para ser una de las tres regiones (O’Higgins y Coyhaique) piloto para el plan de formación y retención de capital humano calificado. Está todo para que la nueva Región del Ñuble sea piloto en materia de capital humano calificado, de modo de generar una masa crítica suficiente para desencadenar más y mejores oportunidades de desarrollo”, dice Von Baer.
“Con un buen proyecto que interpele y cautive a todos los actores de ese territorio, es posible generar una energía que atraiga inversiones del nivel central del país e incluso desde el exterior. No me cabe duda que organismos internacionales estarían dispuestos a financiar iniciativas que desarrollen las capacidades locales, si ven que en Ñuble hay una convicción por no hacer más de lo mismo. Incluso me atrevería a decir que Ñuble podría ser un gran laboratorio para un organismo internacional en materia de generación de políticas públicas y emprendimiento”, proyecta Von Baer.
El académico aclara que el concepto es “calificado”, pues permite abarcar desde técnicos, profesionales, hasta posgraduados, de modo de ser coherentes con las necesidades de cada territorio.
“Cada comuna tendrá que hacer una identificación de sus brechas. En zonas rurales a lo mejor necesitan técnicos y profesionales. En Chillán es probable que haga falta más posgraduados. Ese levantamiento de información sobre las necesidades de capital humano es muy relevante”, advierte Von Baer, en clara señal a las tareas pendientes del plan de autonomía ñublensino.
Precisamente, uno de los objetivos del programa del actual Gobierno en materia de descentralización es mejorar la competitividad regional y reducir las desigualdades territoriales, a través de un sistema articulado de incentivos regionales dirigidos a la inserción de profesionales calificados para ampliar las oportunidades de desarrollo humano en las comunas, reduciendo la fuga de talentos y la extrema concentración de capital humano calificado de la Región Metropolitana.