Desde que la mesa Mejores Regiones, que agrupa a diversos gremios productivos de Concepción, emitió una declaración pública en octubre de 2016 oponiéndose a la creación de la Región de Ñuble, diversos datos poco exactos en torno a la nueva unidad administrativa han circulado en los medios, los cuales han llegado incluso al Congreso.
Si bien el debate en torno al tema es legítimo, y debe darse con argumentos sólidos en el Parlamento, donde está radicado el proyecto, ciertas ideas negativas en torno a la división de la Región del Bío Bío, estrechamente ligadas a intereses de un grupo económico en particular, han generado desinformación y una percepción equivocada respecto de la iniciativa ñublensina.
Por ejemplo, la gerenta general de Libertad y Desarrollo, Bettina Horst, planteó que “en relación a la creación de nuevas regiones, en este caso la de Ñuble, lamentablemente no se conoce ningún estudio que avale que la creación de la misma se traduzca en progreso para sus habitantes. ¿Se ha evaluado cuál ha sido el efecto de la creación de la Región de Los Ríos, y la de Arica?”.
La pregunta formulada por Horst tiene respuesta: dos estudios efectuados por la Pontificia Universidad Católica (2003) y la U. de Concepción (2013) evalúan los escenarios para crear la nueva región. Incluso, en el documento elaborado por la PUC, Ñuble obtenía un índice superior al de Arica, sin embargo, se optó en ese entonces por crear el territorio nortino por razones geopolíticas. A estos estudios, hay que agregar el libro “Caracterización de la Provincia de Ñuble y una propuesta estratégica para el desarrollo del territorio”, elaborado por la U. del Bío-Bío, y el completo estudio elaborado por la Subdere, denominado “Creación de regiones de Arica y Parinacota y de Los Ríos y regiones remanentes: evolución de indicadores territoriales e institucionales”, de 2015, el cual justifica plenamente la creación de ambos territorios.
Incluso, es recurrente escuchar el argumento que “Las experiencias de Los Ríos y Arica no han sido positivas”. Por lo menos eso es lo que plantea la mesa Mejores Regiones.
De acuerdo a un estudio efectuado por la Subdere en 2015, que evaluó el impacto de la creación de ambos territorios y las consecuencias para las regiones “remanentes”, han sido más los beneficios que los costos, al medir los indicadores de las cuatro regiones involucradas (Arica, Tarapacá, Los Ríos y Los Lagos).
Por ejemplo, la conectividad vial en Los Ríos aumentó en un 25% entre 2000 y 2013; en tanto si se suman los montos de los PIB regionales del período 2003 a 2010 de las dos regiones que conformaban la antigua Región de Tarapacá, antes de la modificación de la estructura administrativa, y lo mismo para el caso de las que conformaban la antigua Región de Los Lagos; se puede constatar que en términos agregados, los PIB regionalizados muestran una positiva tendencia al alza, con algunas inflexiones puntuales. Este ejercicio sugiere que para el conjunto de los territorios originales se registra un aumento sostenido del PIB regional, lo que podría estar indicando un efecto positivo para el conjunto del territorio como consecuencia de la creación de las regiones, o al menos que esta no tuvo consecuencias negativas para éste y sus habitantes.
Si bien los índices de desempleo y pobreza han disminuido en Los Ríos y Arica, el estudio de la Subdere no permite asegurar que esto se deba a la nueva estructura administrativa, por el poco tiempo que ha transcurrido.
Lo que sí es irrefutable, es el crecimiento exponencial de la inversión pública en los nuevos territorios desde que se convirtieron en regiones, tanto en el nivel sectorial, como de recursos de decisión regional (FNDR).
Mientras Los Ríos recibía en 2007 como provincia 7 mil u 8 mil millones de pesos anuales por concepto FNDR, el 2016 superó los $40 mil millones.
Costos
Otro punto que han esgrimido los opositores a la creación de nuevas regiones es el supuesto alto costo que conlleva el proceso de instalación, y utilizan como argumento una cifra entregada por el estudio de la UdeC realizado en 2013, que calcula en $200 mil millones anuales el monto requerido.
Una información que el propio director del estudio, Ricardo Utz, ha salido a explicar, ya que la cifra se construyó sobre la base de parámetros “ideales”, que no se utilizan en la administración pública chilena. Por ejemplo, consideró cierta cantidad de metros cuadrados por funcionario, lo que sugería una mayor cantidad de edificaciones.
La Dirección de Presupuestos (Dipres), en tanto, ha definido que el costo real de instalación de la nueva Región de Ñuble fluctuará entre los $18 mil y los $20 mil millones anuales. Solo a modo de referencia, el estadio Ester Roa en Concepción costó $33 mil millones de pesos, y el puente Cau Cau en Valdivia terminará costando $30 mil millones. El subsidio al Transantiago, en tanto, se fijó en más de $540 mil millones entre 2014 y 2019.
Representatividad política
En cuanto a la “pérdida de peso político” esgrimida por la mesa Mejores Regiones, graficada en la disminución del número de senadores de Bío Bío de cinco a tres; se trata de un argumento que se refiere a la reforma al sistema electoral, y no a la creación misma de la región.
Ñuble, incluso, estará subrepresentada con solo dos senadores, pues regiones como Antofagasta y Los Ríos, con igual o menor población, tendrán tres representantes, ya que durante la discusión de la ley supieron “negociar”.
Es claro que el actual sistema electoral deberá revisarse, y seguramente Bío Bío deba aumentar el número de senadores, para no quedar en desmedro frente a Maule y La Araucanía, que tendrán cinco. Sin embargo, eso no es motivo para oponerse a la creación de la Región de Ñuble. Es más, durante décadas la Región Metropolitana tuvo cuatro senadores, con mucho mayor población que Bío Bío.
De todas formas, los actuales cuatro senadores de la región deben representar a dos o más provincias. En el caso de Ñuble, esta tendrá solo dos representantes, pero abocados solo a las 21 comunas que conformarán la nueva circunscripción.
HACIA MACRORREGIONES
Los opositores a la creación de regiones esgrimen que la tendencia apunta hacia las macrorregiones, que atomizar el país es perjudicial y no consigue los objetivos planteados, y que por el contrario, multiplica la burocracia.
Sin embargo, la tendencia a la que adhieren los defensores de la creación de nuevas regiones es hacia las macrozonas productivas y las microzonas administrativas. Gobernar desde lo local siempre será mejor.
BAJA POBLACIÓN
“Ñuble será una de las regiones con menor población del país, lo que jugará en su contra”, dicen los detractores del proyecto. La nueva unidad administrativa se conformará con 483 mil habitantes.
Pero Ñuble no será la región con menor población del país. Se ubicará en el puesto 7º, en tanto Bío Bío remanente bajará solo un lugar, del segundo, al tercer lugar nacional, al perder la Provincia de Ñuble.
ÑUBLE NO SE SUSTENTA
“La capacidad productiva de Ñuble no es suficiente para impulsar una región”, opinan los detractores a la iniciativa, quienes además creen que Ñuble será una región pobre y pequeña en cuanto a superficie.
Efectivamente, la superficie de Ñuble será la menor del país; sin embargo, actualmente representa el 25% del total de empresas del Bío Bío. La cuenca del Itata tiene gran proyección, y se vislumbra como una región agroalimentaria y turística.
BÍO BÍO SE DEBILITA
La mesa Mejores Regiones sostiene que la creación de la Región de Ñuble traerá perjuicios para Bío Bío remanente, pues se debilita el poder económico, demográfico y político frente a la Región Metropolitana.
La verdad es que Bío Bío pasará de distribuir sus recursos -que no disminuirán- entre 54 comunas, a 33. Ñuble, en tanto, podrá focalizar sus nuevos recursos en solo 21 comunas, todas ellas unidas por una vocación productiva distinta a la de Concepción.
BUROCRACIA Y CUOTEO
Los detractores de la creación de nuevas regiones cuestionan el aumento del aparato público, el consiguiente costo y el carácter político que tienen este tipo de contrataciones, que no ayudarían a mejorar la empleabilidad.
Efectivamente, aumenta la administración pública, pues se crean dos provincias y una intendencia. Sin embargo, aparejado a esto, aumentan las empresas ligadas al rubro (así ocurrió en Arica y Los Ríos), y se acercan los servicios a las comunas.
BENEFICIOS A LA GENTE
“Crear una región no es sinónimo de que mejore la calidad de vida de la gente”, sostienen desde la mesa Mejores Regiones. Apuntan a “mejorar” la actual distribución de recursos, algo que no ha ocurrido en los últimos 40 años.
La experiencia de Los Ríos y Arica muestra que si bien aún es pronto para notar cambios radicales en cuanto a condiciones socioeconómicas, sí ha disminuido el desempleo y mejorado la conectividad, tema este último crítico en Ñuble.